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Alimentación ecológica


Los agricultores ecológicos no emplean en sus cultivos el uso de pesticidas. Estos llevan químicos dañinos para la salud y que además producen adiciones. En su sustitución, introducen en los  cultivos a los insectos beneficiosos que controlan las plagas de la naturaleza. Tampoco usan transgénicos. Estudios recientes demuestran que estos provocan tumores y otros daños en el organismo. Estos productos cada día son más demandados debido a la creciente preocupación por los efectos de los químicos a largo plazo en el organismo.

Este fin de semana fue la Feria de Biocultura en el Ifema. Tras dos años sin edición por las restricciones sanitarias, 420 expositores acudieron a la cita.La duración de la feria fue de cuatro días comprendidos entre el 11 al 14 de noviembre, y se realizaron más de 300 actividades diferentes c
ontando con casi 20.000 referencias de diferentes productos de alimentación ecológica, higiene, cosmética entre otros. 

Basándonos en diferentes puestos de la feria entre ellos empresas como: Escanda Asturiana,  Asturcilla, Algamar y Agrisanz. Nos han dicho que la importancia del s


ector ecológico para la economía es esencial a pequeña escala y además aporta a nivel nacional. Según estas empresas todas coinciden en que la agricultura es un apoyo enorme para la economía local, la identidad rural y la biodiversidad. Ya que otorgan puestos de trabajo locales, y ayudan a desarrollar pequeñas ciudades que es lo único que tienen para proponer económicamente. De ahí la importancia que esto supone para el pequeño empresario en este sector.


En la Alimentación ecológica existen cinco tipos de productos  diferentes.

Ecológicos: Son aquellos que son cultivados totalmente de manera natural, incluyen técnicas que minimizan el impacto del ser humano al medio ambiente. Se prohíben pesticidas sintéticos, herbicidas, abonos químicos etc.

Orgánicos: Son los mismos que los biológicos y son 100% naturales.

Biodinámicos: Son exactamente similares a los ecológicos con la única diferencia de que se utiliza la luna y las estrellas para la cosecha, es decir, los movimientos de los astros.

Slow: Se elaboran de manera tradicional, su producción es mucho más lenta y se suelen utilizar a nivel regional ya que requieren de métodos únicos en sus cultivos. 

De proximidad: Son los productos que se han elaborado como máximo a 100 kilómetros del consumidor final. Estos fomentan los productos locales.


Estos productos se diferencian de los convencionales porque tienen diferentes fines, no solo vender por vender. Entre ellos figuran; proteger la fertilidad del suelo, controlar las placas sin usos de pesticidas, fertilizantes naturales, menor riesgo de contaminación del agua, sin organismos genéticos modificados. Además de esto carecen de: grasas hidrogenadas, sabores artificiales, colorantes y menor cantidad de aditivos entre otros.

Un consumidor puede diferenciar un producto ecológico a través del etiquetado del mismo. Todos deben de llevar una etiqueta con un logotipo de la Unión Europea además de un código identificativo de control y donde pueda conocerse el responsable de la fabricación del producto. 

Según el Ministerio de Medio Ambiente en España estos productos se dirigen a una cuarta parte de la población, y los productos que más se consumen son los frescos como: verduras, frutas, pollos, carnes y lácteos. Entre estos consumidores destacan las mujeres con un 56%, además de una media de edad de 40 años y que vivan en grandes ciudades. También se descubrió que un tercio de los consumidores son de rentas altas, que dos tercios tienen empleo y que predominan su consumo en familias con menores de 12 años de edad.

Los precios que oscilan los productos denominados “Bio” o “Eco” triplican el precio del mismo producto de fabricación tradicional. En cifras exactas estaríamos hablando de que una compra convencional de 50,00€ vendría a salir 150,00€ si todos los productos de nuestro carro de la compra fuesen ecológicos. Aún así este mercado consiguió crecer en 2020 un 7.7% más que en 2019 según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). La disposición a pagar por parte de estos consumidores es alta, pero es cierto que como en cualquier mercado se suele buscar el precio más asequible y el aprovechamiento de las ofertas, pero en términos generales el 60% de estos consumidores paga el precio que dictamina el producto en el mercado.

Cada vez son más los puntos de venta de productos ecológicos. Grandes almacenes y supermercados, tiendas locales e incluso autónomos tratan de hacerse un hueco en este sector tan necesario para llegar a sostener un mundo que está muy perjudicado. En España, se ha multiplicado por cinco la cantidad del consumo de estos productos en los últimos diez años. Las  grandes compañías que lideran este sector son: Lidl con una cuota de mercado del 16.5% seguidos de Carrefour con un 14.7% y Aldi con 12.4%.

Supermercados Alimerka, típicos en Asturias y Castilla y León, ha renovado su flota de vehículos para que los repartos de alimentos sean 100% sostenibles. La inversión ha tenido un corte de 180.000 euros y minimiza el impacto medioambiental, pues es transporte de cero emisiones de CO2.


Hemos podido hablar con la empresa de Asturcilla que también estaba presente durante el evento.  Trabajan como cooperativa elaborando alimentos con avena asturiana. Forman parte de Coop57 Asturies, un proyecto que pruebe trabajar con productos locales, ecológicas y de comercio justo dentro del Principado de Asturias. Ya han estado en más ferias. Les conocí hace varios años en un mercado sostenible que se hacía en Pola de Siero y donde me tocó bailar con mi escuela de danza.  Promocionan sus productos por las redes sociales.  Desde su Instagram se puede acceder con un link a su página web desde la cual se pueden adquirir los productos.  La famosa nocilla asturiana viene en unos tarros adorables y los nombres hacen referencia a palabras en bable. También venden turrones y cerveza.


En el Principado se ha impulsado recientemente una segunda tanda de fondos LEADER para promover el traspaso de conocimientos y la modernización e innovación del sector agrícola, para dar lugar a nuevos emprendedores. En IFEMA estuvo presente Begoña López, directora general de Desarrollo Rural y Agroalimentación de Asturias. Destacó que “tras la convocatoria de ayudas mas grande de la historia  (en referencia  a la precedente) ahora añadiremos 16 millones de euros”. Con este dinero, añadió “se pretende dar a conocer las posibilidades del mundo rural, que en las grandes ciudades son más desconocidas, y llevar a la población al mundo rural con distintas propuesta”. Hemos podido hablar con Eva García que ha sido beneficiaria de dichas ayudas y su ejemplo puede animar a otras personas a lanzarse en la aventura de emprender.Eva García es la dueña de la granja Saurí de Casa Garzea, que está asentada en la finca familiar de la Braña en Castrillón. Se encarga de la producción de huevos ecológicos de gallinas en libertad.  Su sector también ha sufrido las consecuencias de la falta de materias primas y el aumento de precios de las mismas. “Hemos visto un incremento de costes en el 90% de nuestros insumos. Con los márgenes tan pequeños con los que trabajamos nos vemos muy afectados”, señaló Eva García.  El alimento de sus 7000 gallinas ha aumentado un 10% respecto a años anteriores, en su caso, estas se alimentan de hierba, verduras y fruta, en lugar de piensos procesados, pero también tiene un coste elevado. “La subida de la luz también afecta, las gallinas tienen que tener un alumbrado en el interior del gallinero para cuando anochece”, comenta.  “El mundo rural genera un valor y autonomía al entorno, esperamos que el incremento de precios sin control sea algo transitorio fruto de las dificultades por el covid, tengo esperanza en ello, hay que tener precaución porque ahora invertir es complicado”, añadió Eva.

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